martes, 7 de febrero de 2012

Lo nuevo no significa lo mejor

Estamos en época de cambios, en época de buscar soluciones a los problemas mundiales que nos están asfixiando de manera abrumadora. Los cambios en la universidad y en la economía, que son muy preocupantes por la magnitud que han alcanzado y por los efectos negativos que están generando en la sociedad, están reflejando una nueva universidad y de una nueva economía, que para nada son esperanzadoras.
Habría que comenzar a analizar el tema desde la raíz, desde la educación. Rafael Argullol (escritor, filósofo y premio Nadal) advierte de una universidad que se está volviendo anti-ilustrada y donde los profesores más veteranos y con experiencia huyen de la misma porque no creen en ese nuevo modelo. No es sino aquí donde se genera ese nuevo estilo de capitalismo cuyo fin es obtener el máximo beneficio, principio que  está por encima de cualquier otro término que pueda impedirlo. Este es el resultado de una nueva universidad en la que se ha instaurado, como bien dice Argullol, el novorriquismo y la codicia.
Esta institución, como es la universidad, ha comenzado a formar alumnos cuyo único fin es el de ''ser alguien en la vida''. El afán por darse un nombre en un futuro y tener un nivel de poder adquisitivo a gusto está directamente relacionado con esa generación de la que habla Manuel Cruz (filósofo español) que tiene como ejemplo las numerosas películas donde el enriquecimiento es instantáneo y la gloria es máxima.
Las universidades se llenaron de jóvenes que no querían tener una base de conocimientos sobre la razón y el saber, sino que solo pasaban por la universidad para aprender a manejar las herramientas básicas que los propulsaran a la cima del éxito. Y no nos engañemos, la realidad es esta, y si alguien nos hubiera dicho de ir a la universidad por el mero hecho de obtener conocimientos, muy pocos habrían formalizado su matrícula. La causa de que la universidad sufra estampidas todos los años y se establezcan notas de corte desorbitadas es que se ha proclamado como una fase obligatoria por la que hay que pasar si en un futuro quieres ser una persona de provecho.
Estos jóvenes ambiciosos, en el peor de los sentidos, inundaron la universidad y la modificaron, promoviendo lo que denomina Argullol ''sangría de la universidad pública''. Cuando la primera generación terminó se expandió por todos los ámbitos como si de una estampida se tratase. En el ámbito económico se comenzaron a sufrir brutales excesos que no estaban controlados por nadie y que posteriormente tendrían una gran repercusión sobre la economía de la población. La primera generación también arrasó con el poder ejecutivo, que ayudó a que estos casos de corrupción se trasladaran a su ámbito y se silenciaran frente al pueblo.
No siendo un caso de excepción, esta nueva generación también llegó a la universidad, donde el germen de la anti-ilustración ya estaba instaurado. Llegó para empeorar las cosas y no para solucionar algo, la universidad se ha creado como una institución corrupta donde los altos cargos se aseguran que los miembros que les releven tengan ese espíritu e idea de la nueva universidad.
Es aquí donde volviendo al principio nos encontramos con que la universidad es una fábrica de alumnos seriados, enseñados para obtener beneficio y cuyas aspiraciones son el triunfo, el poder y la codicia, que sean competitivos para participar en ese mundo donde hay una guerra por la riqueza.
Y todo porque nosotros, los alumnos, lo único que queremos es salir de ella y tener un trabajo con un sueldo importante para poder satisfacer todas nuestros caprichos. Aquel universitario que lea esto y no crea que tiene que ver con él o se miente a si mismo o pertenece al 1% de estudiantes que está en la universidad para ''aprender''.

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