Estamos
en época de cambios, en época de buscar soluciones a los problemas
mundiales que nos están asfixiando de manera abrumadora. Los cambios
en la universidad y en la economía, que son muy preocupantes por la
magnitud que han alcanzado y por los efectos negativos que están
generando en la sociedad, están reflejando una nueva universidad y
de una nueva economía, que para nada son esperanzadoras.
Habría
que comenzar a analizar el tema desde la raíz, desde la educación.
Rafael Argullol (escritor, filósofo y premio Nadal) advierte de una
universidad que se está volviendo anti-ilustrada y donde los
profesores más veteranos y con experiencia huyen de la misma porque
no creen en ese nuevo modelo. No es sino aquí donde se genera ese
nuevo estilo de capitalismo cuyo fin es obtener el máximo beneficio, principio que está
por encima de cualquier otro término que pueda impedirlo. Este es el
resultado de una nueva universidad en la que se ha instaurado, como bien
dice Argullol, el novorriquismo y la codicia.
Esta
institución, como es la universidad, ha comenzado a formar alumnos
cuyo único fin es el de ''ser alguien en la vida''. El afán por
darse un nombre en un futuro y tener un nivel de poder adquisitivo a
gusto está directamente relacionado con esa generación de la que
habla Manuel Cruz (filósofo español) que tiene como ejemplo las
numerosas películas donde el enriquecimiento es instantáneo y la
gloria es máxima.
Las
universidades se llenaron de jóvenes que no querían tener una base
de conocimientos sobre la razón y el saber, sino que solo pasaban
por la universidad para aprender a manejar las herramientas básicas
que los propulsaran a la cima del éxito. Y no nos engañemos, la
realidad es esta, y si alguien nos hubiera dicho de ir a la
universidad por el mero hecho de obtener conocimientos, muy pocos
habrían formalizado su matrícula. La causa de que la universidad
sufra estampidas todos los años y se establezcan notas de corte
desorbitadas es que se ha proclamado como una fase obligatoria por la
que hay que pasar si en un futuro quieres ser una persona de
provecho.
Estos
jóvenes ambiciosos, en el peor de los sentidos, inundaron la
universidad y la modificaron, promoviendo lo que denomina Argullol
''sangría de la universidad pública''. Cuando la primera generación
terminó se expandió por todos los ámbitos como si de una estampida
se tratase. En el ámbito económico se comenzaron a sufrir brutales
excesos que no estaban controlados por nadie y que posteriormente
tendrían una gran repercusión sobre la economía de la población.
La primera generación también arrasó con el poder ejecutivo, que
ayudó a que estos casos de corrupción se trasladaran a su ámbito y
se silenciaran frente al pueblo.
No
siendo un caso de excepción, esta nueva generación también llegó
a la universidad, donde el germen de la anti-ilustración ya estaba
instaurado. Llegó para empeorar las cosas y no para solucionar algo,
la universidad se ha creado como una institución corrupta donde los
altos cargos se aseguran que los miembros que les releven tengan ese
espíritu e idea de la nueva universidad.
Es
aquí donde volviendo al principio nos encontramos con que la
universidad es una fábrica de alumnos seriados, enseñados para
obtener beneficio y cuyas aspiraciones son el triunfo, el poder y la
codicia, que sean competitivos para participar en ese mundo donde hay
una guerra por la riqueza.
Y
todo porque nosotros, los alumnos, lo único que queremos es salir de
ella y tener un trabajo con un sueldo importante para poder
satisfacer todas nuestros caprichos. Aquel universitario que lea esto
y no crea que tiene que ver con él o se miente a si mismo o
pertenece al 1% de estudiantes que está en la universidad para
''aprender''.